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miércoles, 22 de agosto de 2007

HIROSHIMA Y NAGASAKI: 62 AÑOS DE IMPUNIDAD








Hace 62 años EEUU puso fin a la Segunda Guerra Mundial con un bombardeo criminal sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki que supuso la destrucción del imperio de Japón, la derrota de la ultima potencia del Eje y la supremacía de EEUU, un imperio materialista y mundialista que ha extendido su corrupto sistema de antivalores hasta nuestros días.

Poca gente habla de estos hechos como el mayor acto terrorista del Siglo XX, es mas se tiende a justificar este crimen como un acto de guerra legítimo para salvaguardar la democracia, la libertad y acabar de una vez con la guerra en el pacífico, la realidad es bien distinta, Hiroshima y Nagasaki no fueron elegidas al azar, fueron bombardeadas por un motivo claro, eran ciudades faltas de objetivos militares y por tanto durante la guerra no habían sufrido prácticamente bombardeos aéreos aliados, y esto suponía una mejor valoración de los efectos que el bombardeo atómico podría causar sobre la ciudad y la población para los criminales generales norteamericanos, medio millón de inocentes murieron abrasados para servir de conejillos de indias a la “mayor democracia del mundo” “al imperio de la libertad” y a “nuestro amigo americano”.

El Samurai perdió su guerra, una guerra legitima para salvaguardar los valores tradicionales de Japón frente a la materialista decadencia occidental, una guerra para defender el espíritu ancestral de un gran pueblo frente a la arrolladora industria del mal y la usura mundial, el samurai no pudo resistir a una ciencia bélica que habría aniquilado a todo el pueblo nipón si no hubiesen rendido honorablemente su patria.

Fue el final de una guerra en la que los pueblos libres de la tierra lucharon por defender su identidad como naciones y sociedades libres frente a aquellos que utilizan las necesidades materiales de la humanidad para doblegar y esclavizar a su orden a personas, gobiernos y naciones enteras, fue una lucha por la identidad de los pueblos frente a una homogenizadora ideología que pretende arrodillar a sus pies a la humanidad entera.

Hoy sigue volando sobre el sol naciente el espíritu del kamikaze que honorable y valiente da su vida por su tierra y su familia, una tierra hoy mancillada por el enemigo que clavó su bandera en la tierra y su engaño en las mentes de los que hoy reniegan de tales actos de valor.

Volverá el viento divino, y la libertad para Japón y para Europa.

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